Spooky es una lucha contra el individuo o una performance en la que 2 performers crean un dispositivo escénico a partir de los códigos del cine de suspense y del cine trash. Los medios y estética «handmade» intervienen directamente en el espacio creando una trama fragmentada. La relación entre la técnica y la performance genera una sensación de incertidumbre que dialoga con el público y plantea grietas entre la realidad y la ficción.
El espacio teatral se representa como metáfora de un cerebro, a este llegan la información, patrones y proyecciones que las creencias sobre el individuo levantan sobre nosotros mismos.