Ocho personajes perdidos en la ciudad cada uno con su maleta. Viajeros o migrantes?
Ingenuos, curiosos, las emociones a flor de piel, no conocen las normas, nuestras reglas, nuestro modo de vida.
Su juego es tan sutil que se confunde con la realidad. Es allí cuando se abre un espacio de diálogo, donde el espectador se vuelve actor del intercambio y de la experimentación.
Kamchàtka se convierte finalmente en un espejo: el de nuestros comportamientos frente al otro, el extranjero, el diferente. Construiremos el futuro con los Kamchàtka o los rechazaremos?